Hace pocos días he podido completar mi formación como Facilitador Certificado en el Método Lombard del Imagine Creativity Center de la mano de Juan Prego. ¡ Y no puedo estar más contento !

Hacía ya un tiempo que le tenía puesto el ojo a este proceso ya que aplicando metodologías de en proyectos de consultoría con startups me daba cuenta que me faltaba solidez en los métodos y en las herramientas utilizadas. Una startup es una organización muy particular que vive en unas circunstancias muy especiales. Están expuestas a una alta incertidumbre (más que el resto) y se mueven en entornos que cambian a toda velocidad sin un modelo de negocio cerrado y mutando continuamente. Eric Ries las definió así:  “Una startup es una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de incertidumbre extrema«.

He podido colaborar con diferentes entidades como mentor de emprendedores de los que he podido aprender unas cuantas cosas. La primera es que hay personas que deciden emprender sólo porque tienen la intuición de que tal producto o servicio tiene mercado. Así que lo desarrollan lo mejor que pueden y luego ya veremos cómo se comercializa y de qué manera. Y así no, claro. Algunos en cambio tienen un marco mental 100% entregado a buscar soluciones a problemas o situaciones que a menudo son los primeros en darse cuenta. Para estos últimos los modelos convencionales no sirven, se enfrentan a un reto y quieren solucionarlo de forma original, con una propuesta de valor única y a menudo (ahora viene la palabreja), disruptiva.

El método Lombard

Y aquí es donde el método Lombard encaja como un guante. No parte de un producto o servicio preestablecido sino que se plantea preguntas válidas para solucionar retos. La idea del reto como seguramente ya sabes es central en los procesos basados en Design Thinking. Eso y partir totalmente de un enfoque centrado en el cliente, el usuario de la solución.

El nombre del método ya te puede dar muchas pistas sobre la filosofía del mismo. Está inspirado directamente en la conocidísima calle Lombard de San Francisco. Si como yo no has estado en San Francisco casi da igual, la has visto mil veces en películas de Hollywood. Es esa famosa calle llena de curvas con coches que giran y giran y giran. Esa calle tiene 8 curvas, las curvas que simbolizan el tortuoso camino de esfuerzo que lleva a la disruptiva conducido por la creatividad.

1 calle, 8 curvas, 4 fases.

Lombard Street

Las fases del método Lombard

Esas 4 fases conducen a las soluciones desarrolladas para los retos propuestos. Y bueno, hablar de soluciones es algo prematuro porque el proceso atraviesa cuatro etapas bien diferenciadas. Sobretodo porque, a diferencia de otras visiones sobre Design Thinking, la etapa final es Comunicación. Pero vamos por partes, las cuatro etapas del Método Lombard son:

  • DEFINIR
    En esta primera etapa se trata de identificar los problemas a solucionar, cuál es el enfoque que se va a escoger a la vez que se identifican las diferentes oportunidades que se abren para innovar. Deberemos acabar esta parte con una buena definición del problema a solucionar y cuáles son sus límites.
  • GENERAR VALOR
    Esta sin duda es la etapa más puramente creativa en la que habrá que sacar una enorme cantidad de ideas que permitan generar valor más adelante. Habrá un proceso de decantación para escoger cuáles son las ideas definitivas con las que se va a trabajar la solución.
  • DESARROLLAR
    En este punto desarrollamos un prototipo del producto o servicio, algo así como un Mínimo Producto Viable (¿os suena a algo de Lean Startup?) que permita contrastarlo con usuarios reales y aprender rápido. Acabaremos esta etapa con un prototipo de la solución, algo que nos deje preparar el modelo de negocio.
  • COMUNICAR
    Finalmente preparamos los materiales necesarios para poder presentar nuestro proyecto a potenciales inversores, socios, accionistas o cualquier audiencia que deba validar la propuesta. Después de un importante y estricto proceso de síntesis acabaremos con una presentación de la propuesta. ¡Creatividad al poder!

Me llamó la atención que se dedique toda una fase a la comunicación. Pero una vez experimentado le veo toda la lógica. Para comunicar primero hay que concretar el mensaje, destilar la propuesta de valor, fundamentarla con argumentos y datos, centrar el discurso, ir a la síntesis, negociar con tu equipo y tantas otras cosas antes de exponer nada. Así que, como pasa en tantas otras cosas de esta vida, lo importante es el viaje. En él está la esencia de lo que luego ya podrás comunicar de forma efectiva. Sin embargo, sin pasar por ese proceso de preparación las ideas se pueden quedar en un puro exotismo sin soporte real para su implementación futura.

La Certificación

Debo decir que la Certificación, conducida por Juan Prego, es intensísima y te obliga a exprimirte el cerebro y a trabajar de forma ágil, intensa y exigente. El método Lombard no va de poner cuatro post-it's en la pared y ya darte por satisfecho con cualquier cosa. Este método sí o sí obliga a conectar en profundidad con el usuario, el problema a resolver y a dar un enfoque creativo y potente a las soluciones.

Estuvimos organizados prácticamente desde el principio en grupos de trabajo al estilo de lo que se hace en un proceso real, trabajando sobre el reto que nosotros mismos pudimos escoger. Los grupos son fijos y ya no son modificados para nada, con los que hayas empezado tienes que acabar. Y durante los días (días, sí) que dura la Certificación convives un montón de horas que, por supuesto, van mucho más allá de los horarios del típico curso.
Porque el error forma parte del proceso. Porque las asunciones son eso, asunciones. Porque los prototipos no salen siempre a la primera. Porque te enamoras de una solución que en realidad es de otro problema. Porque las ideas son solo ideas y hay que aprender a soltarlas. Porque si no escuchas bien al final la respuesta te llega a gritos. Por todo eso y mucho más hay que trabajar y mucho para conseguir una solución disruptiva con una propuesta de valor sólida.

Materiales Lombard

Imagen de algunos de los materiales de la Certificación

 

Foto de Lombard Street de Jon Sullivan en wikimedia